- Tú llamas para decir que se te ha salido la vía. Tú, para pedir que desalojen la habitación, que el vecino tiene montada una timba de cartas con su cuñado y otros dos amigos. Tú pides que te vacíen el conejo, y mientras tanto yo voy por detrás y cojo las galletas y la mermelada.
Los enfermos de la cuarta planta de La Paz se organizan para conseguir merienda. No era gran cosa, pero el café con cuatro galletas maría de la tarde ayudaba bastante a matar el rato.
Y de repente, sin previo aviso, han dicho que se acabó. Que el que quiera merienda que la pida, que ya está bien de tirar a la basura galletas a medio untar.
También dicen que, para minimizar los efectos secundarios de esta medida tan impopular, harán la vista gorda si los familiares les llevan alguna chuchería, como regalices, torpedos, pepes o bolsitas de gominolas. Los que tengan a un señor de León de compañero de habitación están de enhorabuena, porque del pueblo le traerán chorizo y cecina. O las que tengan de compañera a una señora de Liérganes, porque le llevarán sobaos pasiegos.
Dicen que lo de quitar las galletas es una estrategia de Esperanza Aguirre para ahorrar unos euros.
Ya son cutres. Podían quitar dos coches oficiales o los vinos españoles con los que terminan sus eventos.
Ya veréis como lo siguiente será cobrar la entrada por asistir a las misas que celebre el Papa cuando venga de visita.
Que todo se andará.
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