Llevaba siete horas caminando por senderos del Baix Ampordá y me esperaban aún los últimos nueve kilómetros, estos por carretera, así que puse un SMS a mi mujer y otro a mi hija, con el mismo texto, para que se apiadaran de mí y alguien viniera a recogerme y llevarme a casa, a poner los pies en remojo:
No atendieron a mi demanda, y cuando en casa les pregunté si no habían recibido ningún mensaje, me dijo, la una, que sí, que uno que hablaba de lo imponente que era el paisaje, y la otra, que también, que qué hacía yo escuchando la SER.
La próxima vez cambiaré el texto:
camino de vuelta por la carretera de Palafrugell a Begur, por Regencós,
estampa imponente de ser de otro planeta.
No atendieron a mi demanda, y cuando en casa les pregunté si no habían recibido ningún mensaje, me dijo, la una, que sí, que uno que hablaba de lo imponente que era el paisaje, y la otra, que también, que qué hacía yo escuchando la SER.
La próxima vez cambiaré el texto:
Estoy hasta los huevos de andar.
Me duelen los pies.
Ven a buscarme.
Leches.
¡Pero cómo van a privarte de disfrutar de la estampa que veías e ir a buscarte con semejante mensaje!
ResponderEliminarY se notaba que no querías dejar claro que claudicabas de andar, a ellas se lo pusiste a huevo también para prescindir de ir a buscarte.
La estética y lo práctico siempre han estado reñidos.