Ir al contenido principal

Y sin embargo, se muere

El Periódico de Catalunya del pasado 14 de agosto abría con la noticia siguiente: " las muertes de tráfico bajan un 15% en 2010".

En páginas interiores, un comentarísta decía que "no deberíamos morir en la carretera".

Ni en un quirófano,

ni jugando al baloncesto en las canchas de la calle de tu pueblo,

ni de sobredosis de drogas, o de medicamentos,

ni de depresión,

ni de malaria, a estas alturas,

añado yo.

Y sin embargo, se muere (uno).

A ver si va a ser que hay que morirse (siempre).

Comentarios

  1. Puesto que hay que morirse, no estaría mal poder escoger:

    1º) Morirse de risa. Es de las mejores formas de hacerlo. Yo me apunto.

    2º Morirse de gusto. Tampoco está nada mal. Me gustaría reservármela también.

    3) Morirse ahogado. Porque con mucha gracia Josemi decía, que no pasa nada, porque luego lloras y te desahogas.

    4) Morirse de frío. Debe ser cómodo porque te vas quedando como adormecido, un poco pajarito y ni te enteras.

    5) Morirse de sueño. Sólo molesto un poco al principio, luego una vez de que te duermes, una placidez.

    6) Morirse de hambre. Esta es más jorobada, sí, pero tiene de bueno que te vas a la otra vida con un tipín.... que te vale todo lo que no te valía igual en vida, y en el otro barrio como hay de todo lo que te puede hacer feliz, pues escoges vestidos de los que le valen ahora a Leticia, por ejemplo.

    7) Morirse de repente. Esta está bien para el que se muere, un poco más jodida, con perdón, para familiares y amigos.

    8) Morirse durmiendo. También me la pido, eso de pasar del sueño de una noche de verano al sueño de los justos en un pis-pas.

    Alguna vez, un poco de humor negro, tampoco viene mal.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.