Quedamos para hablar en una cafetería del centro, y le expuse como veía las cosas. Cuando terminé me dijo que yo era muy complicado. En ese momento llegó el camarero para ver si queríamos algo más, y ella pidió un cortado descafeinado corto de café, con la leche muy caliente, sin crema, en vaso pequeño de cristal y con sacarina.
Yo, para demostrar lo complicado que soy, pedí un café.
Yo, para demostrar lo complicado que soy, pedí un café.
Pues lo menos habías quedado con Agata Ruiz de la Prada o con aquella niña que cantaba "Antes muerta que sencilla, que sencilla, que sencilla"
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