Ir al contenido principal

Testamento

Por si es mi último año, que nunca se sabe, por la proximidad del Apocalipsis, y porque es Nochevieja, y porque estoy en un avión, en manos de unos controladores, me siento urgido a hacer testamento, o algo parecido:

Hay muchas cosas que asumo sin discutir:
que soy español,
que soy vasco
(aunque ni vascos ni españoles me recordarán como un patriota),
y que soy de Bilbao, que es lo más importante,
y lo único indiscutible.

Asumo el actual estado de cosas:
la Constitución,
el Estatuto,
y la Ley.

Vivo lo que creo sin efusiones
ni alharacas.

No discuto casi nada
casi nunca.

Me dedico,
apasionadamente,
a intentar mejorar la calidad de vida de las personas.

Empezando por casa.
Mi casa y mis personas.
Y personitas.

Con el mierda tiempo que me sobra
me hago un avion de papel.
Me subo,
y dejo que el viento haga con él
lo que le parezca.

Y si me preguntas si soy feliz,
como si eso tuviese alguna importancia,
intentaré hacerte ver
lo absurdo de la cuestión,
al menos en este momento.

Y se acabó.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.