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fibra ambiente

La decoración navideña de mi pueblo está diseñada como una alternativa a los laxantes artificiales.

Las calles están surcadas de lado a lado por unas composiciones hechas con bombillas de bajo consumo con motivos vegetales. Porque son verdes, lo digo, ya que no hay plantas así.

De las farolas de la avenida principal penden unos altavoces que emiten villancicos a un volumen respetable desde las nueve de la mañana hasta las doce de la noche. Una ambulancia de la DYA hace guardia al final de la calle y se va llevando a las personas con ataques de ansiedad, que son varios cada hora.

A otros, en cambio, les viene bien. De hecho, y como si fuera Lourdes, afluyen al nucleo urbano autobuses con personas estreñidas procedentes de todos los rincones de Europa. Y ha habido que habilitar unos WC,s portátiles de esos, porque los dueños de los bares estaban ya hasta el gorro, dado que muchos, al no ser vascos, iban al baño sin consumir nada.

Algunos van haciendo su agosto en diciembre. Graban los villancicos directamente del altavoz y con sonido ambiente, con bocinas y señoras gritando a los niños no pases que está rojo y todo eso que se oye por la calle, y venden los cedés a 5 euros, que ya es más de lo que se ha gastado en estas cosas el Concejal de Fiestas.

También a mí me está viniendo bien. Y en diciembre no tomo cereales con fibra en el desayuno.

Comentarios

  1. Lo mejor es que no pierdes el humor a pesar del empeño que pone el alcalde de tu pueblo con las disposiciones municipales.

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  2. Míralo de esta manera: así te ahorras el caganet del Naciemiento ya que en ese belén que te han montado en la calle lo puedes encontrar por doquier dado el efecto secundario de guirnaldas y faroles.

    Todo tiene su cara B.

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