"El olor del barrio es tan insoportable que no consigo llevar chicas a casa". Así dicho...
Pero el caso es que Alfonso dejó Bilbao, cansado de ruidos y estreses varios, por una casita en el campo, donde mirar el horizonte y respirar aire puro.
El caso es que no debió mirar bien, o estaba tan contento con la casa que se le olvidó mirar alrededor. Y ahora anda agobiado por el tufo que despide una granja de conejos ubicada en el entorno.
Y todo parece estar en orden, con permisos y todo eso, por lo que dice el Ayuntamiento.
Así que habrá que apañarse con una pinza, para llevar chicas a casa. No deja de ser una buena oportunidad para cuidarse uno mismo y ganar en atractivo, por encima de la peste de los conejos, o de ponerse tanta colonia que anules el tufo, o lejía, que huela a cárcel, o desinfectante, y que huela a hospital, o medicinas, y que huela a farmacia, o bacalao y que huela a tienda de ultramarinos, o asar castañas, y que huela a otoño.
Para que la chica venga a casa, digo.
Pero el caso es que Alfonso dejó Bilbao, cansado de ruidos y estreses varios, por una casita en el campo, donde mirar el horizonte y respirar aire puro.
El caso es que no debió mirar bien, o estaba tan contento con la casa que se le olvidó mirar alrededor. Y ahora anda agobiado por el tufo que despide una granja de conejos ubicada en el entorno.
Y todo parece estar en orden, con permisos y todo eso, por lo que dice el Ayuntamiento.
Así que habrá que apañarse con una pinza, para llevar chicas a casa. No deja de ser una buena oportunidad para cuidarse uno mismo y ganar en atractivo, por encima de la peste de los conejos, o de ponerse tanta colonia que anules el tufo, o lejía, que huela a cárcel, o desinfectante, y que huela a hospital, o medicinas, y que huela a farmacia, o bacalao y que huela a tienda de ultramarinos, o asar castañas, y que huela a otoño.
Para que la chica venga a casa, digo.
Es una buena disculpa para justificar que no se come un colín.
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