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cuidado con los húngaros

1932, Hungría. Un profesor de matemáticas húngaro se encuentra con un estudiante turco muy pesadito, de esos que interrumpen la clase todo el rato, y le plantea un problema que se le ocurre para tenerle entretenido mientras él explicaba Pitágoras y Ruffini. Simon Sidon se llama el húngaro, y Paul Erdös el turco.

Tiene al turco entretenido no dos clases sino veinte años. Y el problemita pasa a la historia como el problema de Sidon (¿cuál es el mayor tamaño de un conjunto de números, todos ellos menores que una cantidad dada, en el que todas las sumas de dos elementos del conjunto dan resultados distintos?). Erdös muere en el intento, pero lo hace diciendo ahora se van a joder, y deja pendiente una versión más complicada: ¿cuál es el tamaño máximo de un conjunto de este tipo si se permite que cada suma se repita, como mucho, dos veces? ¿Y tres veces? ¿Y...?

Pues en la revista Advances in Mathematics, que compré ayer en el kiosko porque no tenían el HOLA, dos españoles planteaban haber resuelto el problema. Lo hicieron ayudados por un húngaro que sabía turco, para tratar de entender la mente obtusa de los húngaros a la hora de plantear problemas para quitarse de en medio a estudiantes turcos, que son igual de obtusos que los húngaros pero que comen pistachos, y la mente no menos obtusa de los turcos resentidos.

El artículo acababa diciendo que el problema no tiene aplicaciones inmediatas. Esto es, que cuando lo resuelves no arreglas nada. Y que mientras lo resuelves tampoco. Y dejas de hacer cantidad de cosas útiles.

Me acordé de mi hija Ana, a la que hoy dan la nota de Matemáticas, a la que dedico estas líneas absurdas esperando que no las lea, porque su tesis es que las Matemáticas no sirven para nada.

Comentarios

  1. Casi todos los descubrimientos actuales en Matemáticas no sirven para nada más que para haber resuelto el problema. En un tiempo se verá que esa demostración irá muy bien para aplicarla a qué se yo y entonces se verá más su funcionalidad.

    En épocas anteriores también era así muchas veces, pero parecía más fácil encontrarles aplicación a unas Ciencias y Tecnología incipientes con necesidad de apoyo numérico para su resolución.

    Le entiendo a Ana. En la vida cotidiana no va a pedir un kilo de polinomios de grado tres incompletos en la tienda de chuches; ni calcular el logaritmo de dos le ayudará a ordenar su cuarto más fácilmente; ni siquiera decir "llevo toda la tarde resolviendo integrales por la regla de L'Hôpital", le va a servir para ligar más esa noche, más bien todo lo contrario.
    Es que conformarse sólo con que se consigue hacer circuitos cerebrales que favorecen o favorecerán el razonamiento, es realmente poco productivo y difícil de demostrar. ¡Vete a saber si es así o no! y mientras tanto apréndete todas esas ecuaciones, Teoremas, demostraciones, nombres ridículos (Rufini, Tartaglia, dodecaedro, Trigonometría....)

    Claro que los cálculos matemáticos y los números están en prácticamente todo lo que usa diariamente: el móvil, el mando a distancia de la TV, en los ordenadores, en el cálculo calórico que necesitamos ingerir para estar en plena forma, en los juegos de ordenador, en los juegos de azar, en la música.

    Un vídeo de 25 minutos con el pato Donald es divertido y didáctico para conocer un poco todas estas cosas de las Mates.

    Entrar en : http://www.youtube.com/watch?v=H5tOVFDlXPc

    Copiar y pegar la dirección y a pasar el rato con dibujos animados para pequeños y mayores.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.