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los personajes del domingo: Villar

Chule Villar era un futbolista de esos oscuros, pero tan bueno cortando el juego y dando el pase de salida que llegó a la selección, donde les hacía el trabajo sucio a Del Bosque y a Asensi, para que estos hiceran lo bonito de después.

Como estudió Derecho, al colgar las botas dijo que de entrenar nada, que yo valgo para presidente de la Federación. Y ahí está, de mandamás desde hace más de veinte años el tío. Pero lo suyo sigue siendo cortar y dar el primer pase. Si le pides que lo haga bonito, no le sale.

En la presentación de la candidatura "ibérica" para organizar el Mundial de Fútbol de 2018, le dieron la palabra. Adios, me dije. Las palabras fueron de un insulso habitual, y acabó diciendo que ahora les voy a dejar a ustedes con un video muy bonito, aunque yo no lo he visto.

Y luego no les dieron la organización del evento.

Normal.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.