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como no me ayudáis...

Como no me ayudáis a resolver los problemas con la lechuga me he apuntado a un grupo de autoayuda para bobos que ha organizado la educadora social del Ayuntamiento. Somos catorce, y a todos nos pasan cosas que nos hacen dudar acerca de si lo nuestro es normal.

Hay uno al que se le caen las llaves cada vez que trata de abrir la puerta. Cualquier puerta. La de casa, la del despacho, la de la taquilla, la del buzón... Ya le decimos, que no sea lerdo, que no ponga las once llaves en el mismo llavero, y que, cuando va a abrir una puerta, intente usar las dos manos , que para eso las tiene.

A otra se le cae siempre al vaso de zumo la pulpa que se acumula en el exprimidor, y como es muy escrupulosa, lo acaba tirando. Utiliza ocho naranjas para un zumo, la pobre. Cada mañana.

A uno gordito no sabemos lo que le pasa, porque cada vez que se arranca a hablar le entran ganas de llorar. Y oye, se te pone un nudo en la garganta...

Ya os contaré más cosas.

Comentarios

  1. Pocos me parecen 14. Esos son los que lo admiten porque se cuestionan lo que les pasa.

    Yo ya lo tengo asumido que se me caiga la tapa de la pasta de dientes tantas veces como la abro y otras muchas tapas pequeñas, de colonia, cremas...y mira que, como lo sé, me concentro cantidad al hacerlo, total para nada porque está en mi sino.

    Esas cosas de tontos del culo que nos ocurren, tienen que estar en algún gen y mira tú que no creo que sirva para nada el cursillo ese, salvo para no sentirse único en la bobez personificada que nos caracteriza.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.