Le dejé tomar un zumo mientras hacía los deberes, uno de esos bricks chiquitines con una pajita que vino degustando escaleras arriba. Luego cambió la succión por el soplido, diciendo mira qué gracia, aita. Y como no me hacia ninguna gracia y me parecía una marranada, se lo quité de la boca con cierta energía.
Como la pajita tenía la parte que sobresalía del brick inclinada así hacía abajo, fue sacarla de su boca y derramarse el contenido, pringoso, espeso, por el teclado del mac, la mesa, la alfombra de ikea, la ficha de inguru y la agenda escolar.
A veces quieres evitar una cerdada y te sale otra.
Como la pajita tenía la parte que sobresalía del brick inclinada así hacía abajo, fue sacarla de su boca y derramarse el contenido, pringoso, espeso, por el teclado del mac, la mesa, la alfombra de ikea, la ficha de inguru y la agenda escolar.
A veces quieres evitar una cerdada y te sale otra.
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