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guarrada llama a guarrada

Le dejé tomar un zumo mientras hacía los deberes, uno de esos bricks chiquitines con una pajita que vino degustando escaleras arriba. Luego cambió la succión por el soplido, diciendo mira qué gracia, aita. Y como no me hacia ninguna gracia y me parecía una marranada, se lo quité de la boca con cierta energía.

Como la pajita tenía la parte que sobresalía del brick inclinada así hacía abajo, fue sacarla de su boca y derramarse el contenido, pringoso, espeso, por el teclado del mac, la mesa, la alfombra de ikea, la ficha de inguru y la agenda escolar.

A veces quieres evitar una cerdada y te sale otra.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.