Como el Ministerio de Sanidad no puede ocuparse de que los padres eduquen a sus hijos en hábitos saludables de alimentación, porque a lo mejor considera que eso es tarea del Ministerio de Educación o, más propiamente, del de Obras Públicas, ha decidido prohibir la instalación en los Colegios e Institutos de máquinas expendedoras de refrescos y bollería. Piensan que así los padres se verán obligados a volver al redil de la saludable y equilibrada normalidad alimentaria, enviando a sus hijos al Cole con una manzana o cuatro galletas maría para matar el gusanillo a media mañana.
Yo estoy convencido de que será así, y que el futuro nos deparará seres humanos estilizados y musculosos. Todo gracias a una prohibición, qué fácil.
Todo empezó con la proliferación de niños gordos. La ministra ordenó seguir a algunos y las conclusiones del informe fueron devastadoras: donuts para desayunar, bollycao para media mañana, hamburguesas con patatas fritas para almorzar, palmera de chocolate de Martínez para merendar, regalices, gominolas y gusanitos para quitar el apetito entre horas, y perritos calientes para cenar. Y así cada día. Es que no les gusta otra cosa.
Mi amigo Luis me enseñó que la vida sin garbanzos no es vida, pero no todos tenemos la suerte de tener amigos como Luis. Y no todos los hijos tienen la suerte de tener padres como mi amigo Luis. Muchos padres dicen a las directoras de los Colegios que les enseñen a sus hijos a comer garbanzos, porque son malos comedores. Y por lo visto, si comes garbanzos ya eres buen comedor. Y si comes vainas, te dan el Principe de Asturias de la buena educación.
Seamos serios. Por culpa de esa cuadrilla de merluzos a los que en nombre de la libertad se les permite tener hijos, primero, y deseducarlos, después, toda la sociedad - pero seremos idiotas- nos hemos creído la estupidez esa de que hay alimentos buenos y comida basura. A veces la llamamos directamente mierda, o veneno. Cuando solo hay equilibrio y sentido común. Sus anchoas frescas del Cantábrico y sus big mac, sus tomates recién cogidos de la huerta y sus donuts calentitos del día. Un poco de todo y en su justa medida.
¿A que no te comes un chuletón cada día? ¿ni cada martes? Pues lo mismo con los bollos.
¿Y quién sale perdiendo? Las porras de Madrid, los cruasanes de París, las ensaimadas de Palafrugell... Y sobre todo, la deliciosa madalena de La Bella Easo, en paquete individual.
¿Mierda?
Mierda tú.
Yo estoy convencido de que será así, y que el futuro nos deparará seres humanos estilizados y musculosos. Todo gracias a una prohibición, qué fácil.
Todo empezó con la proliferación de niños gordos. La ministra ordenó seguir a algunos y las conclusiones del informe fueron devastadoras: donuts para desayunar, bollycao para media mañana, hamburguesas con patatas fritas para almorzar, palmera de chocolate de Martínez para merendar, regalices, gominolas y gusanitos para quitar el apetito entre horas, y perritos calientes para cenar. Y así cada día. Es que no les gusta otra cosa.
Mi amigo Luis me enseñó que la vida sin garbanzos no es vida, pero no todos tenemos la suerte de tener amigos como Luis. Y no todos los hijos tienen la suerte de tener padres como mi amigo Luis. Muchos padres dicen a las directoras de los Colegios que les enseñen a sus hijos a comer garbanzos, porque son malos comedores. Y por lo visto, si comes garbanzos ya eres buen comedor. Y si comes vainas, te dan el Principe de Asturias de la buena educación.
Seamos serios. Por culpa de esa cuadrilla de merluzos a los que en nombre de la libertad se les permite tener hijos, primero, y deseducarlos, después, toda la sociedad - pero seremos idiotas- nos hemos creído la estupidez esa de que hay alimentos buenos y comida basura. A veces la llamamos directamente mierda, o veneno. Cuando solo hay equilibrio y sentido común. Sus anchoas frescas del Cantábrico y sus big mac, sus tomates recién cogidos de la huerta y sus donuts calentitos del día. Un poco de todo y en su justa medida.
¿A que no te comes un chuletón cada día? ¿ni cada martes? Pues lo mismo con los bollos.
¿Y quién sale perdiendo? Las porras de Madrid, los cruasanes de París, las ensaimadas de Palafrugell... Y sobre todo, la deliciosa madalena de La Bella Easo, en paquete individual.
¿Mierda?
Mierda tú.
Qué triste, tener que andar diciendo estas cosas a los padres!El problema no es la comida..., el problema es la comida..., y la tele que el niño quiere ver en vez de hacer deberes..., y el ordenador y...
ResponderEliminar¿Pero cuándo ha sido educar sencillo?
Ah! ¿Que quieres llegar a casa y no tener que decir nunca NO a tu hijo?? Pues..., haberlo pensado antes.
Ese es el problema: la flojera de algunos padres.
Y que nos dejen disfrutar de una cena de hamburguesa con queso y patatas con bien de ketchutp antes de entrar en el cine; y de un bollo de mantequilla para merendar..., y de unos churritos... Aunque no coincida todo en el mismo día.
Y también garbanzos, claro!
De lo contrario: ¡vaya vida saludable de mierda!!