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el desayuno

Y el periodista, impertinente, dale que te pego, preguntando a ver si ayer, ya que habían pedido al Presidente del Gobierno que disolviera las Cortes y convocara elecciones, no era el día de presentar el programa alternativo de gobierno. Hasta que Esteban González Pons, el entrevistado, contestó que a ver si le parecía poco programa haber pedido adelanto electoral, que había puesto muy alto el listón de las primeras de mañana, que a ver quien es el guapo que da un titular mejor.

Yo se lo agradezco mucho, porque sé que lo hacen de buena fe, sabiendo que todo el mundo en este país valora tanto la primera del ABC o de El Faro de Vigo como el café y los churros con los que acompaña su lectura. Y que su tarea es, primero, velar por el desayuno de los españoles, y luego, si se puede, por la gobernabilidad de la patria.

Lo que no sabía el vicesecretario de comunicación del PP es que ayer se supo que Bardem y Penélope Cruz se habían casado en Las Bahamas. Y que el debate sobre el estado de la Nación (la española y las otras) no lo siguió ni Blas por la tele, mientras que los programas culturales esos que hablan de famosos estaban a reventar de share.

Me voy al kiosko. Con gusanillo, oye.

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Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.