Es muy útil el carnet de identidad. Sin saber el número de memoria no se pueden solucionar problemas relacionados, por ejemplo, con cómo hacer funcionar un módem usb. Ni se puede pedir un permiso de obra para arreglar la fachada. Ni se puede uno matricular en un curso CCC de auxiliar de jardín de infancia.
Hoy he tenido que decir el número de mi DNI diecisiete veces, casi todas a Euskaltel, salvo dos, a Movistar.
Yo siempre decía mi número de deneí nombrando primero un número de dos cifras, y luego seis números de una cifra. Y al oirle a la señorita de la tienda decirlo en forma de cuatro números de dos cifras y ver que era mucho más fácil, he pensado en que llevo más de 35 años gastando un número totalmente desproporcionado de neuronas para recordar un número. Claro que no sé si para decir un número que me sé de memoria se gasta alguna neurona. Ya preguntaré...
También he descubierto que hay dos tipos de asesores de Euskaltel: los que atienden a los pringaos que llamamos al 1718 y los que atienden a las pobres empleadas de las tiendas de Euskaltel, que suelen saber de todo menos que yo. Estas personas están entrenadas para enredar a los clientes con tarifas, puntos, y cosas así, y no para solucionar problemas relacionados con el software. Cuentan, sin embargo, con un servicio técnico que los atiende más rápido, aunque no mejor.
Así que cuando la joven que me atendía dijo a su jefe-asesor, llorando, desesperada, después de hora y media de intentos infructuosos para resolver un problema, que se metiera el teléfono por el culo y que ella dimitía, no me extrañó, aunque me asusté un poco.
Y cuando cogió la puerta y se fue, me tocó atender a mí a los clientes.
Y me apañé, oye.
Porque solo quedaba media hora para cerrar.
Y porque no entró nadie.
Hoy he tenido que decir el número de mi DNI diecisiete veces, casi todas a Euskaltel, salvo dos, a Movistar.
Yo siempre decía mi número de deneí nombrando primero un número de dos cifras, y luego seis números de una cifra. Y al oirle a la señorita de la tienda decirlo en forma de cuatro números de dos cifras y ver que era mucho más fácil, he pensado en que llevo más de 35 años gastando un número totalmente desproporcionado de neuronas para recordar un número. Claro que no sé si para decir un número que me sé de memoria se gasta alguna neurona. Ya preguntaré...
También he descubierto que hay dos tipos de asesores de Euskaltel: los que atienden a los pringaos que llamamos al 1718 y los que atienden a las pobres empleadas de las tiendas de Euskaltel, que suelen saber de todo menos que yo. Estas personas están entrenadas para enredar a los clientes con tarifas, puntos, y cosas así, y no para solucionar problemas relacionados con el software. Cuentan, sin embargo, con un servicio técnico que los atiende más rápido, aunque no mejor.
Así que cuando la joven que me atendía dijo a su jefe-asesor, llorando, desesperada, después de hora y media de intentos infructuosos para resolver un problema, que se metiera el teléfono por el culo y que ella dimitía, no me extrañó, aunque me asusté un poco.
Y cuando cogió la puerta y se fue, me tocó atender a mí a los clientes.
Y me apañé, oye.
Porque solo quedaba media hora para cerrar.
Y porque no entró nadie.
Ayer inicié el retorno de Orange a Moviestar porque ahora hay una oferta económica interesante, migración que hice en sentido contrario en noviembre del año pasado, por idéntico motivo.
ResponderEliminar¡Y gran pereza tengo de pensar en los consiguientes inconvenientes que me atribularán durante unas semana hasta que el cambio se asiente y fructifique!
Pero, ¿quién se resiste a pagar la mitad por un año, en estos momentos de crisis?. Pienso que, como ya lo he hecho otras veces( los cambios) y he sobrevivido, no va a ser ésta la que acabe con mis nervios ya curtidos en estas lides.
También espero que me ocurran las anécdotas más pintorescas jamás imaginadas, pero de momento, estoy dispuesta llevarlas con resignación y espíritu de aventura. Más adelante, metida de lleno en "el fregao" igual necesito el Egunon para soltar unos cuantos "redieces" y no llegar a la desesperación completa.
Lo que ya me está llenando bastante espacio de la casa son los variados routers que me van adjudicando en cada cambio. Supongo que habrá un cementerio al que trasladar estos aparatos, aunque ciertamente muertos no están, sólo desplazados por el de la marca siguiente. A mi siempre me ha dado cosa tirar un aparato que funciona. Pero si no recuerdo mal ya tengo tres.
Si alguien necesita un router inalámbrico de orange, se lo paso, que me queda la conciencia así más tranquila que tirándolo.