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ahora ando a vueltas con la lechuga

El aluvión de consejos recibidos para acertar con la boca del bote de cereales me ha permitido mejorar mi técnica. Se me siguen cayendo, pero mucho menos que antes. Muchas gracias a todos.

Ahora me pasa que cuando cojo la lechuga cortada, de esas de bolsa, entre los dedos, para ponerme un sandwich, después de dejarla caer sobre el pan, se desparrama por fuera.

He probado a fijarla previamente con mayonesa, pero entonces me pringo más los dedos, y dejo restos de mayonesa dentro de la bolsa. Fijarla después de colocarla sobre el pan no sirve de nada, porque el desparrame ya está hecho.

Hacerlo más lento o más rápido no es la solución, que ya lo he intentado, a ver si era un problema de velocidad.

Tampoco es una cuestión de abrir más o menos la bolsa, porque está abierta del todo, para poder meter la mano. Ni del hecho de hacer la maniobra con las manos. He probado a tirar la lechuga directamente de la bolsa y se desaparrama igual. O más. Ni de cagarme en la madre que la parió. Eso tampoco arregla nada.

Lo que sí he comprobado es que cuanto más grande es la rebanada, menos lechuga se cae a la encimera, fíjate qué curioso. Pero no encuentro una rebanada del tamaño de la encimera, que luego se pueda enrollar, como hacen los suecos.

Pero yo lo voy a seguir intentando. Mañana voy a tratar de poner la lechuga dejándola caer desde menos de un metro de altura, a ver si era eso.

Comentarios

  1. Pues tendrás que actuar a lo MacGyver.
    Coges un filtro de melita, lo cortas por abajo, introduces la lechuga y le ayudas con lo que más a mano tengas a caer. El embudo de lechuga para sandwich de toda la vida, vamos!!!

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  2. ¡Ahí está la bondad y la dulzura que preguntabas hace unos días en el blog!

    En todas esas personas dispuestas a ayudarte en los quebraderos de cabeza con tus problemas cotidianos.

    Y en ti, en estas entradas superdiviertidas que pones para hacernos reír, como la de hoy.

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  3. Pero... a quién se le ocurre comprar lechuga de esa embolsada, toqueteada y destrozada... y menos aún para sándwich?!!!

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.