¿Os meteriais en la boca un copolímero de acetato de vinilo y laurato de vinilo? ¿No, porque sois personas bien educadas y vuestra madre os dijo mil veces que no se meten mierdas en la boca?.
Pues sí, porque eso es precisamente un chicle. Al menos, la nueva composición de chicle aprobada por el Gobierno tras largas deliberaciones en el Consejo de Ministros. La ministra de Sanidad insistía en poner más carga de acetato, mientra que la de Exteriores apostaba por el laurato. La mediación de Rubalcaba y Jaúregui, que saben de todo porque para eso han estado en todos los cargos políticos imaginables, acabó por dar con la medida exacta de lo uno y de lo otro.
Debatían para que la goma de mascar siga siendo masticable e hinchable, pero un poco menos pagajosa, porque desde el Meteosat se ve la superficie de España con manchurrones de chicles pegoteados en las aceras de las ciudades.
También podrían haber aprobado una moción para prohibir tirar el chicle al suelo. Ya que estaban con la composición, podrían haber apostado por una que, además, fuera digerible. Así, al acabar te tragas el chicle y se acabó. O mejor, empieza el proceloso viaje del polímero por el interior del aparato digestivo, con cada órgano apartándose para que no se le pegue el pringoso ese que baja por ahí, sin saber que el Gobierno ya está en todo, y con esa carga de laurato no se pega a ningún lado. Y que aunque se pegue es igual, porque las condiciones sanitarias de la chuche en cuestión han mejorado enormemente.
Yo nunca he comido chicle, porque con el acetato no puedo, me produce gases. Pero con el laurato a lo mejor.
Pues sí, porque eso es precisamente un chicle. Al menos, la nueva composición de chicle aprobada por el Gobierno tras largas deliberaciones en el Consejo de Ministros. La ministra de Sanidad insistía en poner más carga de acetato, mientra que la de Exteriores apostaba por el laurato. La mediación de Rubalcaba y Jaúregui, que saben de todo porque para eso han estado en todos los cargos políticos imaginables, acabó por dar con la medida exacta de lo uno y de lo otro.
Debatían para que la goma de mascar siga siendo masticable e hinchable, pero un poco menos pagajosa, porque desde el Meteosat se ve la superficie de España con manchurrones de chicles pegoteados en las aceras de las ciudades.
También podrían haber aprobado una moción para prohibir tirar el chicle al suelo. Ya que estaban con la composición, podrían haber apostado por una que, además, fuera digerible. Así, al acabar te tragas el chicle y se acabó. O mejor, empieza el proceloso viaje del polímero por el interior del aparato digestivo, con cada órgano apartándose para que no se le pegue el pringoso ese que baja por ahí, sin saber que el Gobierno ya está en todo, y con esa carga de laurato no se pega a ningún lado. Y que aunque se pegue es igual, porque las condiciones sanitarias de la chuche en cuestión han mejorado enormemente.
Yo nunca he comido chicle, porque con el acetato no puedo, me produce gases. Pero con el laurato a lo mejor.
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