Los europeos son altos, rubios y educados, y te saludan así, con una inclinación leve de cabeza cuando me los cruzo a las mañanas, yo de vuelta de mi carrera, camino de casa y ellos camino de Santiago.
Lo malo es cuando te cruzas con uno que hace el camino porque hizo una promesa. La mayoría se empeñan en cumplirla cuando me ven, que no sé que tendré yo. Que si contarme que lo prometió al morir su marido de unas viruelas muy violentas, que si pedirme que le acompañe tres kilómetros de rodillas, que si les bese la concha...
Anda ya. Desde mañana iré a correr por la ría, que solo hay pescadores con sus cañas y no son tan pesados.
Lo malo es cuando te cruzas con uno que hace el camino porque hizo una promesa. La mayoría se empeñan en cumplirla cuando me ven, que no sé que tendré yo. Que si contarme que lo prometió al morir su marido de unas viruelas muy violentas, que si pedirme que le acompañe tres kilómetros de rodillas, que si les bese la concha...
Anda ya. Desde mañana iré a correr por la ría, que solo hay pescadores con sus cañas y no son tan pesados.
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