Ir al contenido principal

camino de Santiago

Los europeos son altos, rubios y educados, y te saludan así, con una inclinación leve de cabeza cuando me los cruzo a las mañanas, yo de vuelta de mi carrera, camino de casa y ellos camino de Santiago.

Lo malo es cuando te cruzas con uno que hace el camino porque hizo una promesa. La mayoría se empeñan en cumplirla cuando me ven, que no sé que tendré yo. Que si contarme que lo prometió al morir su marido de unas viruelas muy violentas, que si pedirme que le acompañe tres kilómetros de rodillas, que si les bese la concha...

Anda ya. Desde mañana iré a correr por la ría, que solo hay pescadores con sus cañas y no son tan pesados.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.