Con la visita del Papa se me ha encendido la vena religiosa y recordé una noticia que leí en verano y que me impresionó:
"Sevilla. Un perturbado mental la emprende a golpes con la talla del Jesús del Gran Poder"
Y es que si tu eres el Hijo de Dios, todos los demás son unas copias baratas. Impostores de tres al cuarto. Incluido el Jesús del Gran Poder. Y entonces te lías a mamporros contra la imagen y le arrancas un brazo, y que se joda Sevilla entera. Es lo que tiene estar convencido de ser el Mesías.
Yo siempre había pensado que la locura por motivos religiosos era una de las más deseables y de las menos perjudiciales para el medio social. Que si una se cree la Virgen de Lourdes, atiende enfermos. Y si uno está convencido de ser San Antonio asiste a las cerdas de las granjas vecinas cuando van a parir.
Pero lo de Sevilla me hizo cambiar de opinión. Porque los testimonios que recogí me encogen el alma todavía hoy. Doña Carmen Lara, vecina del barrio donde está la Iglesia que alberga la imagen, dijo que se sentía "sin brazos", y que lo que había pasado era como si les hubieran arrancado un brazo a cada uno de los sevillanos. Un responsable de opinión de COPE Sevilla dijo que esperaba que cuando este funcionario de prisiones de Huelva que le arrancó un brazo al Señor de Sevilla recobrara el buen tino recordara el daño que ha causado: hay cuestiones que son sagradas e intocables, decía, y una de ellas, sin duda, es el Señor del Gran Poder, receptor de nuestras súplicas y sentido permanente de una fuente inagotable llamada fe, esa con la que no podrán, por mucho que se empeñen en arrebatárnosla. Imagino que se refería al laicismo agresivo ese del que habla Benedicto XVI a todas horas.
Pobre, si no quería arrebataros nada, que era él el que sentía que la imagen le había arrebatado su sitio. Por eso gritaba "El Hijo de Dios soy yo" mientras le arrancaba el brazo.
¿Quién está más loco, el enajenado que se lió a golpes, o este de la COPE que le decía, no a Cristo, sino a una talla de madera, que le perdonara por no haber estado más atentos y evitado el estropicio?
"Sevilla. Un perturbado mental la emprende a golpes con la talla del Jesús del Gran Poder"
Y es que si tu eres el Hijo de Dios, todos los demás son unas copias baratas. Impostores de tres al cuarto. Incluido el Jesús del Gran Poder. Y entonces te lías a mamporros contra la imagen y le arrancas un brazo, y que se joda Sevilla entera. Es lo que tiene estar convencido de ser el Mesías.
Yo siempre había pensado que la locura por motivos religiosos era una de las más deseables y de las menos perjudiciales para el medio social. Que si una se cree la Virgen de Lourdes, atiende enfermos. Y si uno está convencido de ser San Antonio asiste a las cerdas de las granjas vecinas cuando van a parir.
Pero lo de Sevilla me hizo cambiar de opinión. Porque los testimonios que recogí me encogen el alma todavía hoy. Doña Carmen Lara, vecina del barrio donde está la Iglesia que alberga la imagen, dijo que se sentía "sin brazos", y que lo que había pasado era como si les hubieran arrancado un brazo a cada uno de los sevillanos. Un responsable de opinión de COPE Sevilla dijo que esperaba que cuando este funcionario de prisiones de Huelva que le arrancó un brazo al Señor de Sevilla recobrara el buen tino recordara el daño que ha causado: hay cuestiones que son sagradas e intocables, decía, y una de ellas, sin duda, es el Señor del Gran Poder, receptor de nuestras súplicas y sentido permanente de una fuente inagotable llamada fe, esa con la que no podrán, por mucho que se empeñen en arrebatárnosla. Imagino que se refería al laicismo agresivo ese del que habla Benedicto XVI a todas horas.
Pobre, si no quería arrebataros nada, que era él el que sentía que la imagen le había arrebatado su sitio. Por eso gritaba "El Hijo de Dios soy yo" mientras le arrancaba el brazo.
¿Quién está más loco, el enajenado que se lió a golpes, o este de la COPE que le decía, no a Cristo, sino a una talla de madera, que le perdonara por no haber estado más atentos y evitado el estropicio?
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