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Geografía y Biografïa

Todos tenemos rincones de la geografía que juegan algo especial en nuestra vida, por los recuerdos que nos traen. Yo también. Cuando iba a visitar a mi novia a Barcelona, lo primero que se me mostraba a los ojos, nada más salir del metro, era una plaza de diseño extraño cosida por pasos elevados, por la que se accedía a Gracia y a Sant Gervasi, y que no se parece en nada a lo que es hoy. Era la plaza de Lesseps.

Si llego a ver entonces a cinco jabalíes paseando por allí como Pedro por su casa, me habría asustado bastante, habría huido de una ciudad tan extraña y habría terminado casado con una chica de Arangoiti, lo más seguro.

Por eso esta noticia tan pintoresca me retrotrae a la pregunta por el destino.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.