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algunas retenciones

¿Cuál es la diferencia entre ver un atasco desde dentro y que te lo cuente el de la radio? Que si estás dentro lo que ves te parece un embotellamiento de cojones, que de aquí no nos movemos en dos horas, mientras que el de la radio suele calificarlo como tráfico denso, algunas retenciones, complicaciones a la hora de transitar por..., paradas intermitentes, y cosas así.

Todo porque en la radio no se pueden decir palabrotas, a ciertas horas.

Y si vas muy atento a la radio porque tienes que pasar con el coche por no sé donde y quieres saber si hay atasco o no, date por jodido. Hablan tan rápido que no sabes si en la N-240 el accidente ha sido yendo para allá o viniendo para acá, si está cortada la Avenida Sabino Arana o la Avenida Sabino Arena, si basta con tener precaución o mejor te das la vuelta. Todo por el maldito tiempo, que siempre les falta. Eso sí, los anuncios, a su ritmo, oye, para que te enteres de todo, volvo for life, el teléfono del Boston Medical Center para problemas de erección repetido dos veces, el 902 20-21-22 cantando, el profesor Carlos Maurer diciendo que con su método el ingles con mil palabras-express puedes hablar con acento de Southampton en veinte semanas, y muchos más.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.