Ir al contenido principal

Un sistema

Norman Shine es el librero de Pembroke, en Boston. Y cuenta Firmin  que su sistema para encontrar un libro en las estanterías de la librería es infalible: consiste en colocar los libros en su sitio y más tarde, cuando hace falta, encontrarlos en seguida. Una vez no funcionó, pero eso no desacredita el sistema. El sistema es perfecto.

A mí, en cambio, no me funciona nunca. Y lo sigo a pie juntillas. Punto uno, coloco el libro en su sitio, y punto dos, cuando lo busco, no lo encuentro casi nunca. Me pasó anteayer con la aventura del tocador de señoras.

Así que va a ser que entre el punto uno y el punto dos hay un punto intermedio que no alcanzo a ver.

Por más que lo intento.

Comentarios

  1. Que "haberlas, hailas"; que no se ven, pero están por todas partes. Casi siempre son diminutas, y se cuelan por aquí..., por allá. Como no las ves, no puedes luchar contra ellas y cuando crecen..., cuando crecen, ya no tienes nada que hacer.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.