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Año sabático

Querida Isabel Segunda:

he tenido conocimiento de que su nieto Guillermo le ha pedido dos años sabáticos antes de ponerse a trabajar de príncipe. Al parecer, de esta manera su matrimonio con Kate podrá ir echando sólidas raíces sin el incomodo de tener que fichar cada día.

Me dirijo a usted para pedirle lo mismo: necesito dos años sabáticos, para ir desarrollando mi proyecto de vida. Ir a trabajar me supone una molestia tremenda. Ni puedo leer, ni puedo escribir, ni atender bien a mis hijos...

Ya, me dirá que es usted la reina de los ingleses y que mi vida le importa un pito. Pues no debería, porque si usted me concede lo que le pido, escribiré preciosos egunones ponderando su magnanimidad. Tantos como me salgan.

Quedo a la espera de sus noticias, que no dudo serán estupendas.

Tenga cuidado el día de la boda, que me he enterado que va Mister Bean y seguro que le mete un langostino de pega en el plato.

Rodep Aditxu Meng

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.