Ir al contenido principal

Ingesta

Infestar no es lo mismo que ingerir, pero cuando se nominalizan ambos verbos, ingesta me suena a infesta, y por esta razón tan estúpida, voy a escribir hoy sobre las espinacas.

Hasta hoy, el mensaje de una madre como debe ser a su hijo era tienes que comer muchas espinacas, como Popeye, para ponerte fuerte. Una tontería como otra cualquiera, por dos razones. Una tiene que ver con el carácter propio de la generación presente, que no sabe quien es Popeye porque no lo ponen en la tele, y si quieres que sepa quien es tienes que comprarte un video de Popeye y no veas la cara que pone el del video club cuando le pides eso. La segunda razón es intergeneracional, y tiene que ver con el lamentable aspecto de unas espinacas hervidas. A ver qué ser humano de siete años para abajo ve eso y dice mmm, qué rico. El caso es que había que comer muchas espinacas, y que los padres lo intentaban, con mayor o menor interés, pero ponían algo de carne en el asador.

Pues acabo de leer que la ingesta de espinacas, y de acelgas, a las cuales se puede aplicar todo lo del párrafo anterior menos lo que tiene que ver con Popeye, y de lechuga, no es muy recomendable, debido a su alto contenido de nitratos. Y todo el mundo sabe, o debería saber, que un consumo elevado de nitratos es perjudicial para la salud. Y yo añado, y un consumo pequeño de nitratos también. Nitratos, puaj. De hecho, dice la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria que si un niño menor de tres años toma más de 200 gramos de espinacas (más o menos lo que había en uno de los botes que Popeye se tomaba así, de golpe, que yo nunca he visto, por cierto, espinacas en bote que caigan como aquellas) podría alcanzar el nivel máximo recomendado para ingesta de nitratos. Y llegado a ese nivel, un niño de menos de tres años hace así con la pierna, la estira, y se acabó.

Hay que joderse, toda la vida engañados con lo de Popeye. ¿Donde ha estado hasta ahora la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria? ¿Ellos no veían Popeye? ¿Por qué cuando éramos pequeños ponían Popeye en horario infantil si es para adultos, que pueden con los nitratos que les echen en la ensalada? ¿Por qué yo les cambiaba Pokémon por Popeye cuando veía a mis hijos enganchados a los monstruitos esos japoneses, teniendo que afrontar malas contestaciones y protestas sin fin, si ahora resulta que las costumbres alimenticias de los japoneses son impecables y los nitratos no aparecen por ningún lado en su dieta?

Comentarios

  1. Pues mira, eso es cómo lo del pescado blanco tan ensalzado en su día y el denostado pescado azul;; qué por cambio de moda o por las nuevas investigaciones, intercambiaron los papeles, creo que a costa del omega 3 que el azul portaba y hale! todo el criterio al garete. Y donde dije digo digo Diego.
    ¡Sí es qué las ciencias avanzan que es una barbaridad!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.