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Formación literaria

Dice Firmin que si hay algo para lo que resulte útil una formación literaria, es para dotarlo a uno de un sentido de la catástrofe, que no hay nada como una imaginación vívida para desvitalizarle a uno el valor.

Eso es lo que me pasa. Que he leído tanto que el valor para enfrentarme a las cosas lo perdí con la inocencia, y ahora solo me queda esperar al siguiente ataque de la desgracia.

No puedo cortarme las uñas de los pies.

No puedo recoger las cosas que se me caen al suelo.  Y se me cae todo, oye.

No puede hacerme dos huevos con chorizo, ni uno, ni nada en la cocina.

No puedo salir a ver el sol que visita mi ventana.

Y mañana será peor, ya verás.

Y todo por leer tanto, que si lo sé...

Comentarios

  1. ¡Vaya mierda! No sabrás nunca cuántas reflexiones he hecho con Firmin y tu caso paralelo.

    ¿Por qué?

    Porque después de escribir unas buena cantidad de líneas, el muy insultancial del blog, me ha dicho que no ha podido subir mi comentario. Y la verdad no estoy dispuesta a volver a escribirlo.

    No estaban mal las reflexiones, pero me ha entrado el sueño pensándolas y me voy a la cama.
    Mañana no va a ser peor,lo sé yo.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.