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Lo bien que he quedao

También tiene su coña oir hablar de recortes a todos los gobiernos y que te citen dos veces en la consulta del neurocirujano, movilizando cuatro ambulancias, dos para ir y dos para venir, y que el neurocirujano no te reciba ninguna de las dos porque está operando, que es lo que hacen los neurocirujanos.

Te ríes también al recordar cómo al cogerte una vía en el momento de proceder a una infiltración se extravasó la aguja, derramando sus líquidos por donde no debe y dejándome el brazo como Popeye, sin poder avisar a la enfermera porque en la zona de vigilancia intensiva el ambiente y el ruido entre enfermeras, auxiliares y celadores era el mismo que el de la verbena de la Paloma.

Por lo demás, y fuera de todas estas minucias y otras muchas sin importancia alguna, menudo trabajo de paciencia y aliño que médicos, masajistas, fisioterapeutas, osteópatas, enfermeras, auxiliares y celadores han hecho conmigo en estos meses.

Y qué bien me han dejao.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.