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y también

las rotondas, los fines de semana, los dispositivos via - T para pasar por los peajes sin hacer cola, los tornos de entrada a San Mamés, los partidos de la sexta, la decoración de Navidad de El Corte Inglés, las cabalgatas de Reyes, las velas perfumadas, las mesas camilla, los cables que unen el reproductor de DVD, el decodificador de la TDT y la tele, la programación de Disney Channel, las gafas de pasta, las tarjetas de felicitación de Navidad, las homilias de Munilla, las películas de Chuck Norris, los cotillones de Reyes, los centros comerciales, y muchas cosas más

Comentarios

  1. Una cosa que es a mala leche también desde hace meses, es que a la cerradura del portal hay que cogerle un puntillo para conseguir abrirla. Siempre se abre, es verdad, pero nunca sabes a qué número de intentos va a ser cada vez.

    Al poner la llave ( y si es de noche más y si viene alguien que no conozco por la calle, ni te cuento) me acuerdo de todas las películas de miedo que he visto, en las que les da tiempo justo, justo a abrir y en las que no les dio tiempo y la cagaron.
    Oigo el bombo de mi corazón latiendo a cien por hora y hasta la música de alguna peli que va aumentando en estridencia hasta llegar al momento cumbre, ¡chanchán!, ¡¡chanchán!!, ¡¡¡chanCHÁN!!! ¡¡¡¡CHANCHÁN!!!!, ¡¡¡¡¡¡CCHHAANNCCHHÁÁÁNN!!!!!!.......

    ¡Jobar, vaya subidón de adrenalina a lo idiota!

    Si nunca me ha pasado nada,
    pero la imaginación vuela como una loca. ¡Uf!

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.