La diferencia entre una celebración de parroquia de pueblo para niños y una misa del obispo en la catedral es que en aquella la voz afectada (voz de lerda, dice el Xavi) la pone una catequista, y en ésta, claro, el obispo.
Esto último es lo normal, porque los obispos suelen tener alterada la voz de tanto jugar con inflexiones, pero la catequista es una persona que por la calle tiene voz normal, que cuando pide unas fresas en la frutería no piensan mira qué voz de cura pone la tía. Así que habrá que concluir que es por contagio ambiental, y que si la celebración tuviera lugar en la frutería, otro gallo cantaría, o la voz no impostaría.
Y me imagino a Dios diciendo por qué ponen esa voz si yo les dí unas cuerdas vocales estupendas. Mira, ahí hay una zarza. Me voy a aparecer y les voy a decir cuatro cosas.
Esto último es lo normal, porque los obispos suelen tener alterada la voz de tanto jugar con inflexiones, pero la catequista es una persona que por la calle tiene voz normal, que cuando pide unas fresas en la frutería no piensan mira qué voz de cura pone la tía. Así que habrá que concluir que es por contagio ambiental, y que si la celebración tuviera lugar en la frutería, otro gallo cantaría, o la voz no impostaría.
Y me imagino a Dios diciendo por qué ponen esa voz si yo les dí unas cuerdas vocales estupendas. Mira, ahí hay una zarza. Me voy a aparecer y les voy a decir cuatro cosas.
Va a ser el incienso; a veces se les va la mano a los de ambientación-
ResponderEliminarQuizás ocurra como con el Helio, que aflauta la voz; y eso de recibir periódicamente -cuasi a diario si uno se mueve entre catedrales- "incenseradas", tiene que elevar el ego tan alto que, de todas todas,a la entonación le tiene que afectar. Y sale como sale: afectada.
Digo
Sin quitarle nada a la acción del incienso, yo creo que tiene su peso ese afán de imitación de la persona humana (ves ya me he contagiado yo también en esa forma de reiteración).
ResponderEliminarEn la iglesia se habla y se canta así desde siempre y el que lo haga de otra forma será que le falta el hábito (de ir e imitar, me refiero).
Como en los telediarios, que además del tonillo, unen la última palabra de una noticia con la primera de la siguiente, para que te quedes un tanto conmocionado por no entender durante unos segundos.
En las retransmisiones de los partidos de futbol; cuando informa de un suceso por ejemplo, un número de la guardia civi; en los mítines políticos, las señoritas de cualquier operadora de telefonía.....
Vamos que había que hacer crisis y ser médicos, los que no han ido nunca al médico; políticos los desconectados de la política; obispos, los que no han ido nunca a misa, etc. Y nos llamaría mucho la atención la novedad.
Bromas aparte, la tradición pesa mucho y la creatividad no florece tanto.
En las ciudades quedan pocas zarzas y en el campo, se utilizaría para asar las chuletillas de cordero, si alguien encuentra el fuego hecho.
Tenemos mal pronóstico. Es una pena.
Yo no me había fijado nunca, hasta que hace unos meses me dice Ane (o sea, mi novia) mientras en el telediario ofrecían unas declaraciones de Urkullu: "Éstos del PNV hablan todos como Curas". Pues me he ido fijando y es vedad. Hasta dediqué un tiempo en Youtube y recuperé declaraciones de Ibarretxe, Egibar y otros y es verdad: el tono, la forma de hablar, las pausas, la entonación... Si cierras los ojos y no escuchas el contenido, suena a Misa.
ResponderEliminarSerá que muchos pasaron por el Seminario. Aunque no será del todo la receta, porque a mi no creo que me salga.