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Solo en casa

Lo bueno de trabajar solo en casa es la cantidad de nuevas relaciones que empiezas.

Por ejemplo, llevo unos días quedando con una teleoperadora de Linea Directa que me llamó para venderme algo infumable, un seguro de vida anexo al seguro del coche por si me accidento o me mato bajando por las escaleras y del que se pueden beneficiar mis hijos o los parientes en linea colateral hasta el tercer grado, siempre que no medie divorcio o nulidad matrimonial, o algo así.

Yo no atendí mucho, porque estaba haciendo otra cosa en el ordenador, así que cuando acabó y dijo:

- ¿señor Meléndez?

Yo le contesté:

- qué voz tan bonita tiene usted.

Y quedamos para charlar.

Comentarios

  1. Pues sí que explotas tu capacidad sociable. Nadie hubiera afirmado que trabajando en casa uno puede socializarse, salvo con el butanero y algún visitador de los testigos de Johobá.

    Si está claro, que "las cosas" (situaciones, objetos, cargos, sentimientos....) no son objetivamente lo que son, sino el uso que se haga de ellas.

    Conozco a una joven que ha alcanzado por fin un sueldo mileurista y los botes de alegría resonaban en todo el edificio.

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Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.