Siguiendo con lo de ayer, hoy se me ocurren dos preguntas, ambas de teología. ¿No es cierto que, hoy en día, un café humeante revela más a Dios que una zarza ardiendo? Y si lo es, ¿por qué personas como Munilla siguen teniendo algo que decir en la Iglesia?
Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Con un café humeante y unos amigos compartiendo experiencias con cariño, seguro.
ResponderEliminarNo sé si lo dices especialmente por la última homilía después de la noticia de eta, es que no suena a mensaje que salga del corazón, con naturalidad y desde la fraternidad del evangelio. Suena a tan pensado desde la tradición, a tan poca frescura desde lo que es conveniente decir, que hasta la idea importante del perdón suena a exigencia forzada y con un olor a rancio....
No sé, con la responsabilidad que un alto representante de la iglesia debería sentir, para ponerse en la piel del Jesús de Nazaret y pensar qué diría Él en el siglo XXI, sabiéndose cómo se enfrentaba a lo que vivió y con 2000 años más de humanización.....
¡¡¡Ya sé que era Dios!!!!, pero
¡Jobar, qué nos dejo a su Espíritu para soplarnos!.....
Y yo aquí, como una lerda, intentando contestar tus preguntas retóricas.
Pero es que "me duele la iglesia".