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de colores

Lo blanco con blanco y lo de color con lo de color. Es un cartel que he puesto en el corcho de la cocina, y que miro cada vez que pongo la lavadora, para minimizar mis errores en lo doméstico, que van a acabar por no caberme en la conciencia.

A veces tropiezo con prendas de color indefinido, entre gris y azul clarito, que a saber si son blancas desteñidas o de colores pálidos. Y no sé como proceder.

Me he comprado una cesta en los chinos, ya son cuatro para la ropa sucia, y las voy amontonando, de manera que hago lavadoras de blancos, lavadoras de color y lavadoras de ropas de colores desvaídos, ya sean estos fruto de la creatividad de su diseñador o de mi poco tino.

Como tengo MUY poco tino, el tiempo que transcurre entre lavadora de colores desvaídos y lavadora de colores desvaídos, que empezó siendo de una semana, ahora es de dos días.

Y lo peor es que no me veo capaz de revertir este proceso.

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Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.