El mundo se ha ganado a pulso su fín, le dice Michi, el dueño del video club, a Marie, la protagonista de Jesús me quiere, la última novela de David Safier (el mismo que escribió Maldito karma).
Y tiene toda la razón. Es más, después de haber pasado el dia de Año Nuevo en Port Aventura, creo que el juicio final tendrá lugar no más allá de martes.
Porque si hay personas que pueden empezar el año sin ver los saltos de esquí de Garmish - Pasterkirchen o el concierto de la Filarmónica de Viena y sí, en cambio, sometiendo a su culo a remojones absurdos en pleno invierno, gritando excentricidades mientras su cuerpo, incluido el culo mojado, pasa de cero a cien kilómetros por hora en tres segundos, o comiendo pizza y coca - cola en un banco de madera en lugar de caracoles a la llauna en una mesa, es que, efectivamente, el mundo se ha ganado a pulso su fin.
Y que nadie se queje luego.
Y tiene toda la razón. Es más, después de haber pasado el dia de Año Nuevo en Port Aventura, creo que el juicio final tendrá lugar no más allá de martes.
Porque si hay personas que pueden empezar el año sin ver los saltos de esquí de Garmish - Pasterkirchen o el concierto de la Filarmónica de Viena y sí, en cambio, sometiendo a su culo a remojones absurdos en pleno invierno, gritando excentricidades mientras su cuerpo, incluido el culo mojado, pasa de cero a cien kilómetros por hora en tres segundos, o comiendo pizza y coca - cola en un banco de madera en lugar de caracoles a la llauna en una mesa, es que, efectivamente, el mundo se ha ganado a pulso su fin.
Y que nadie se queje luego.
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