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Pesado (y 3)

Como ya no le doy vueltas a las cosas en la cabeza, mis neuronas no saben a qué atenerse. Algunas están tomando el sol, o la fresca, o lo que se tome ahí adentro, o mirando las obras, que siempre hay, y más en un cerebro, o leyendo el periódico hasta el mediodía.

Pero tanta neurona desocupada no puede ser bueno, y empiezan a darse las cosas que solo se dan cuando las neuronas hacen el vago: los rumores y las maledicencias. Que si a aquella enchufada la van a pasar al lóbulo frontal, que si siempre estamos con cambios, que aquí nadie explica nada, que si aquella es una trepa y mira dónde la han puesto, que si dicen que nos van a poner a todas a trabajar a turnos, que a ver por qué no se respeta la antigüedad, que a ver por qué no hay sitios para que estén las neuronas de quince años, que míralas haciendo botellón con el ADN a las siete de la tarde...

Todo eso pasa por dentro. Por fuera soy una persona silenciosa. Y a decir de algunos, menos pesado que antes.

Es que no se podía.

Comentarios

  1. Qué eficacia Pedro, qué transformación exterior e interior en tres capítulos, qué poder de mutación, qué neuronas más cachondas tienes.

    Ese movimiento tan rico interior, con esas consecuencias de la inacción exterior, me recuerda y me explica, eso que la ciencia afirma en sus modelos microscópicos: todas las partículas subatómicas, átomos y moléculas. moviéndose como locas, más en los gases y menos en los sólidos pasando por el intermedio de los líquidos......y ¿qué ocurre a nivel macroscópico?.

    Pues nada, los objetos sólidos quietos paraos, los líquidos quietos, ocupando el volumen ahí abajo de los recipientes que los contienen y los gases haciéndose notar un poco más con eso de que se expanden y acaban llegando, si les das el tiempo necesario. a la nariz de quién se encuentre al otro lado de la sala.

    Nada que les pasa como a ti, que menudo fandanguillo interior tienes y al exterior reina la calma.
    Me costaba mucho creerlo cuando lo estudié en bachillerato y fíjate si ha tenido que pasar tiempo para entenderlo. Pero si tú lo haces....¡ por qué no lo van a hacer los objetos!

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.