Me piden que nade, pero así, que haga bicicleta estática, que ande más, que me ponga de lado, que me ponga boca arriba, que me ponga un cojin entre las piernas, que ande de puntillas, que ande de talones, que empuje con el dedo gordo para arriba, ahora para abajo, que tenga paciencia, que deje la silla, que me anime, que ponga los pies para arriba, que haga mis ejercicios de osteopatía, que ponga el fregaplatos, que descanse, que me tumbe, que me levante, que me siente, que me tome las pastillas, que tome vitaminas, que coma proteínas, que les deje en paz, que avise con tiempo cuando se acaban los medicamentos, que no abuse de los medicamentos, que me opere, que me infiltre, que saque la silla de ruedas del medio, que haga algo, que respire fuerte, que respire suave, que me esté quieto, que me mueva un poco, y algunas cosas más de las que no me acuerdo.
Me piden que no trabaje tanto, que no me queje tanto, que no me preocupe, que no sea pesado, que no baje la cabeza, que no meta la silla de ruedas en la sala de espera de Electroterapia, que les molesta, que no les de tantas vueltas a las cosas (en la cabeza), que no ponga el fregaplatos, que no me moleste si no me llaman o no me escriben, que es por no molestar, que no me opere, que no me infiltre, que no me obsesione, que no hable tan lento, que no haga nada, que no cocine, que no haga esfuerzos, que no respire, que no me mueva.
Me dicen que me preocupe por mi, que a ver qué tal ando (qué graciosos), que a ver qué tal voy, que otros han pasado por lo mismo que yo antes que yo, que esto le pasa a más gente, que pido demasiado a la medicina, que no entienden lo de mi dolor, que estoy insoportable, que soy un desagradecido, que mi cuerpo es un desagradecido, que la madre que parió a mi cuerpo era una desagradecida, que me van a traer caldo, que ya me llamarán para ver cómo sigo, que ya vendrán a verme cuando tengan tiempo, que no vienen a verme por no molestar, que no entiendo que cada persona es un mundo, que a lo mejor tengo una depresión, que van a tener que darme algo para que no esté tan triste, que cómo estoy.
Con tanta cosa ando algo confundido, así que voy a ver si ordeno.
Me piden que no trabaje tanto, que no me queje tanto, que no me preocupe, que no sea pesado, que no baje la cabeza, que no meta la silla de ruedas en la sala de espera de Electroterapia, que les molesta, que no les de tantas vueltas a las cosas (en la cabeza), que no ponga el fregaplatos, que no me moleste si no me llaman o no me escriben, que es por no molestar, que no me opere, que no me infiltre, que no me obsesione, que no hable tan lento, que no haga nada, que no cocine, que no haga esfuerzos, que no respire, que no me mueva.
Me dicen que me preocupe por mi, que a ver qué tal ando (qué graciosos), que a ver qué tal voy, que otros han pasado por lo mismo que yo antes que yo, que esto le pasa a más gente, que pido demasiado a la medicina, que no entienden lo de mi dolor, que estoy insoportable, que soy un desagradecido, que mi cuerpo es un desagradecido, que la madre que parió a mi cuerpo era una desagradecida, que me van a traer caldo, que ya me llamarán para ver cómo sigo, que ya vendrán a verme cuando tengan tiempo, que no vienen a verme por no molestar, que no entiendo que cada persona es un mundo, que a lo mejor tengo una depresión, que van a tener que darme algo para que no esté tan triste, que cómo estoy.
Con tanta cosa ando algo confundido, así que voy a ver si ordeno.
Es que es tan fácil dar consejos a los demás; cariñosos, no lo dudo lo más mínimo, pero fíjate qué colección y cuántos contrarios.
ResponderEliminarTodos desde la buena voluntad, la intención de ayudar y desde la amistad más profunda. Eso es lo mejor, tienes el cariño de todos ellos y alguno tendrá razón seguramente.
Y es jorobado que no mejores del todo. Pero seguro que sería más difícil de llevar sin tener a tu lado a toda esa gente que te acompaña y te abruma a consejos, porque te estima.
Mendi, ¿dónde te has metido?
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