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Pesado (2)

Cuando uno ha sido un pesado muchos años lleva tiempo cambiar, quitar automatismos y superar maneras de hacer las cosas que le son a uno como su propia piel.

Yo estoy probando a dejar de dar vueltas a las cosas en la cabeza. Mi vida se está volviendo plana. Cosa que se me ocurre, cosa que digo, o que no digo, sin darle ni media vuelta en el cerebro. Decir, descartar, decir, descartar, y así todo el rato. Me siento tertuliano en estadio puro. De los de la tele a las cuatro de la tarde.

Ahora se quejan de que soy un chisgarabís. En proceso, en todo caso, porque si un día se me ocurre decir algo que parece medio elaborado, por error, me vuelven a decir que siempre le doy demasiadas vueltas a las cosas en la cabeza.

Y vuelta a empezar.

Comentarios

  1. A qué procesos mentales tan elaborados le estás acostumbrando al cerebro.

    A ti de mayor, el alemán, ni se te acerca .

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.