Un ministro del Gobierno de Rajoy acabó en el ministerio de Educación porque sabe mucho de encuestas. Es lo lógico, porque en Educación se hacen muchas preguntas. Va a quitar la asignatura de Educación para la Ciudadanía y la va a sustituir por otra en la que se traten cuestiones menos controvertidas y menos susceptibles de adoctrinamiento ideológico. Pasa por alto que en una hora semanal, que es lo que dura la asignatura, no hay quien adoctrine a nadie. Adoctrina la tele, a la que los educandos dedican más de veinte horas a la semana, y con ella no se mete. Pero como yo soy una persona cooperadora y poco conflictiva, sugiero temas para trabajar en esa hora. Temas nada controvertidos y en los que nadie podrá adoctrinar a nuestros hijos. Por ejemplo, la variada gastronomía de las tierras de España, o trajes regionales de nuestra rica y variada cultura española, o danzas y folklores regionales de la única nación de todos los españoles, que es España, o ayer y hoy de La Roja, o costura, mira, que si dedicaran una hora a la semana a coser los tomates de los calcetines, eso que nos ahorrábamos en casa.
Egun on, MIkel. Tienes razón en lo de las chanclas, y lo apunto para tratarlo en una próxima digresión, pero, hablando de ropa, yo creo que cada edad tiene su manera propia de vestir. Y que cualquier otra le es impropia. Lo digo sin rigideces y sin formalismos. La amplísima variedad que se ofrece en las tiendas ya da como para no tener que vestir con cincuenta como si se tuvieran veinte. Hay un momento de la vida en el cual determinadas partes del cuerpo deben permanecer ocultas a la vista de los demás. De esto no tengo ninguna duda. Por ejemplo, las piernas, en todo lo que ellas comprenden, desde el tobillo hasta la ingle. También la barriga, en un radio de un metro y medio desde el ombligo. O los brazos, desde la muñeca hasta el hombro. A partir de los cuarenta y pico eso ya no se enseña a nadie. Ni a uno mismo, si no es para lavar. La profusión capilar, cuando se da, convierte esas partes de algunos cuerpos en espectáculos especialmente repulsivos y deleznables. Así, y en mi o
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