Una anciana a la que tenían aburridos los de Euskaltel se apostó delante del teléfono con un pito de árbitro, y en cuanto sonó y escuchó aquello de conoce usted las ventajas de la fibra le soltó un pitido que le dejó al comercial todos los huesecillos del oido interno del revés. Los médicos le diagnosticaron una pérdida auditiva del 650%, y el juez condenó a la señora por un delito de lesiones a pagar 800 euros al lesionado. Seguro que hay formas más sanas de protestar. Y más baratas.
Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
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