El egunon de esta mañana tiene que ser muy serio, porque a Mikel, cuando se ríe, le tiran los puntos, y cuando se ríe a carcajadas acaba llorando. Así que quiero deciros que desde que soy un conductor reeducado y sensibilizado soy más circunspecto que antes, respeto todas las señales de tráfico, paro delante de los semáforos en ámbar, en lugar de acelerar, miro para todos los lados delante de los pasos de cebra, y siempre estoy muy serio mirando para adelante o por los retrovisores. Nada me distrae, y me he convertido en un palizas al volante. No doy conversación, no escucho lo que dicen, me trago la música que me ponen sin protestar más que levemente, y solo me doy al cachondeo en el área de servicio de Los Monegros. Ya os explicaré por qué, si lo descubro.
Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
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