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Aprovechar el re-vuelo

No, Mikel, no. Hay que buscar otra solución. ¿Qué quieres? ¿Que la azafata me vea encendiendo el móvil a escondidas? ¿Y si es una de esas feas, que van con moño, y de rostro severo, que según la ves venir por el pasillo ya pones el respaldo en posición vertical y la mesita plegada aunque no toque, por si te cae una bronca? ¿Y si nuestros mensajes interfieren en las órdenes de vuelo y acabamos en Boston, o en Ourense? Aunque a lo mejor, si viaja Melendi en el mismo vuelo podemos aprovechar el re-vuelo para mensajearnos a escondidas. No sé, me parece muy arriesgado.

Tenemos que pensar algo.

Comentarios

  1. Digo yo, que todo el que vaya en el avión, salvo algún raro (que haberlos haylos), sentirá la misma decepción futbolística y en ese caso,es menester del piloto teneros informados. Seguro que os canta los goles, por lo menos.
    Muchas veces ya dicen qué temperatura exterior hay y a qué pies de altura se vuela( que sólo les importa a los raros).

    O en una mala, se lo comenta a la sobrecargo para que informe a los que no aguanten la ansiedad y pregunten "¿cómo va?"

    En una buena, os ponen el partido en las teles esas pequeñajas y el que no quiera que no mire que es lo que se hace habitualmente.

    Pienso que la aerolínea preferirá no llevar a los viajeros angustiados comiéndose las uñas y dejando el suelo del avión perdido por no saber como varía el resultado del partido.
    Sabiendo que ese día nadie se preocupa por los movimientos de la prima esa de riesgo que nos ha salido a todos, sino por cómo varía el marcador y más si juega La Roja.

    Ese día y a esa hora va a ser comprensiva hasta la fea moñuda que dices ¡qué es el deporte nacional hombre!

    Aunque no veo mal lo de pensar algún otro plan B que no sea ir al baño a encender el móvil, porque a la salida corre la voz del resultado y os pillan.

    Pero queda tiempo para seguir estrujándose el majín.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.