Hay un salmo de la Biblia que dice "que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de tí" (refiriéndose a Dios). No sé cómo podían rezar diciendo esas cosas. A mi me daría la risa imaginándome al pobre olvidadizo con la lengua pegada al techo de la boca y hablando con severas dificultades. Gracias al mismo Dios al que se cantaban esas cosas, que a uno se le pegue la lengua al paladar es muy difícil, a no ser que te pongas loctite en lugar de mantequilla en las galletas del desayuno. O que las hostias del domingo estén caducadas, y entonces, al empujarla hacia arriba, hostia, paladar y lengua queden unidos para siempre. Por eso al Xavi le digo que la muerda y de deje de leches, que nuestro Señor no dijo "tomad y chupad", sino "tomad y comed".
Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Simplemente, ¡qué pasada!
ResponderEliminarMikel