Ir al contenido principal

memoria estúpida

Dicen que la memoria humana es selectiva. Es una manera de hablar. Mi memoria es estúpida. Directamente. Se acuerda de las cosas más idiotas y olvida las importantes.

¿Te acuerdas de mí?, me dijo una chica guapísima en la cola del embarque. Y tuve que reconocer que no.Tampoco me acuerdo de las citas con el psiquiatra ni de tomarme las pastillas. Me suelo olvidar de que estoy herniado y a veces cruzo la calle por cualquier lado y tengo que dar cinco o seis pasitos a la carrera para que no me pille un coche, y luego me tengo que tumbar dos horas. Y a veces no recuerdo cuántos hijos tengo, y me levanto de madrugada a hacer recuento. Un desastre.

En cambio me acuerdo de que Patxi Salinas jugó la final de 84, cuando todo el año había estado jugando Gallego. Y de en que año mi padre se dejó crecer el bigote. Y de cómo el polo que llevo puesto lo compré en Hernani en el 94. Un desastre

Comentarios

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.