Un padre encerró a su hijo en una caja durante dos meses por usar el móvil.
(no digo yo dos meses, pero todo el recreo, eh?, al que le pillas en el colegio mandando mensajitos, ahí, en una caja con ventana, con vistas al monte y con hilo musical en el interior...)
Una caja grande, en la que cabía el hijo perfectamente, con una ventanita y todo, pero de la que no podía salir ni para ir a hacer sus necesidades fisiológicas.
El hijo tenía 21 años. Lo cuál deja una pregunta en el aire que intentaremos resolver más adelante: ¿por qué no se resistió?
El padre era canadiense. Esto no dice gran cosa, porque los canadienses, por lo general, suelen ser gente cabal. Y si tú, con tus 21 añazos, te enfrentas a tu padre cuando este dice que te va a encerrar en una caja, al final no te encierra, aunque sea canadiense.
Ambos, padre e hijo, vivían en Bolivia, pero esto tampoco explica nada, porque lo normal es que cuando eres de fuera y vives en Bolivia, no te vuelves loco ni empiezas a hacer tonterías.
Pero ocurre que el padre era de un grupúsculo sectario que prohíbe el uso de las nuevas tecnologías, como las calculadoras, el microondas y el horno pirolítico.
Y eso lo explica todo.
Sectas no!!
(no digo yo dos meses, pero todo el recreo, eh?, al que le pillas en el colegio mandando mensajitos, ahí, en una caja con ventana, con vistas al monte y con hilo musical en el interior...)
Una caja grande, en la que cabía el hijo perfectamente, con una ventanita y todo, pero de la que no podía salir ni para ir a hacer sus necesidades fisiológicas.
El hijo tenía 21 años. Lo cuál deja una pregunta en el aire que intentaremos resolver más adelante: ¿por qué no se resistió?
El padre era canadiense. Esto no dice gran cosa, porque los canadienses, por lo general, suelen ser gente cabal. Y si tú, con tus 21 añazos, te enfrentas a tu padre cuando este dice que te va a encerrar en una caja, al final no te encierra, aunque sea canadiense.
Ambos, padre e hijo, vivían en Bolivia, pero esto tampoco explica nada, porque lo normal es que cuando eres de fuera y vives en Bolivia, no te vuelves loco ni empiezas a hacer tonterías.
Pero ocurre que el padre era de un grupúsculo sectario que prohíbe el uso de las nuevas tecnologías, como las calculadoras, el microondas y el horno pirolítico.
Y eso lo explica todo.
Sectas no!!
Siempre he sentido una sensación extraña al pensar en la absoluta casualidad que hace que nazcas en Maputo o en Katmandú, en una familia o en otra.
ResponderEliminar¡Mira que hay sitios para poder decir, no por favor, ahí no!
Pero lo de nacer, crecer o dejar que te absorba el seno de una secta, es lo que me parece más terrible.