Un hijo que tengo, en cambio, es un gran seguidor, amigo de facebook diríamos ahora, de Miguel Hernández, Gloria Fuertes y de la intriga de la hormiga Miga. Es recitar dos versos del poema ese de la flor y empezar a mondarse de risa. Agua, fango y barro, para que no coja un catarro, o barro, agua y fango, para que baile un fandango, son otros versos del mismo poema, que ha aprendido de memoria.
Cuando va corriendo al baño, se le oye decir:
tengo una fuerte apretura,
que me lleva a la locura.
¿Que cenamos macarrones?,
¿pero otra vez macarrones?,
ya estoy hasta los faldones.
¿Que toca hacer los deberes?,
solo empezar a estudiar,
y ya empiezo a estornudar.
¿Qué queréis? Otros presumen de hijos "brillantes" en los estudios, o de campeones nacionales de esgrima o bolo a cachete.
Cuando va corriendo al baño, se le oye decir:
tengo una fuerte apretura,
que me lleva a la locura.
¿Que cenamos macarrones?,
¿pero otra vez macarrones?,
ya estoy hasta los faldones.
¿Que toca hacer los deberes?,
solo empezar a estudiar,
y ya empiezo a estornudar.
¿Qué queréis? Otros presumen de hijos "brillantes" en los estudios, o de campeones nacionales de esgrima o bolo a cachete.
Desde hace muchos años, desde que los conocí y sigo sus actividades, dichos, ocurrencias, actitudes, idiosincrasia, sensibilidad y genialidad; no he durado ni un momento de ese don de brillantes que tienen cada uno a su manera, además de ser unos jatorras los tres.
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