Mira, Mikel, como España no hacía más que ganar partidos, me aficioné a jugar al FIFA 2012 en la Wii, yo de España, claro, pero ya lo he dejado porque mis hijos han dejado de hablarme. Jugando con Andoni me metí un gol en propia puerta, el del empate, en el minuto 90 de partido. Y jugando con el Xavi he salido con el portero fuera del área con el balón en las manos, y me han expulsado. Y eso que yo ponía toda mi concentración. Ya no tengo nada que hacer. Si me acerco, apagan la Wii y hacen como que están viendo Alerta Cobra. Farsantes.
Egun on, MIkel. Tienes razón en lo de las chanclas, y lo apunto para tratarlo en una próxima digresión, pero, hablando de ropa, yo creo que cada edad tiene su manera propia de vestir. Y que cualquier otra le es impropia. Lo digo sin rigideces y sin formalismos. La amplísima variedad que se ofrece en las tiendas ya da como para no tener que vestir con cincuenta como si se tuvieran veinte. Hay un momento de la vida en el cual determinadas partes del cuerpo deben permanecer ocultas a la vista de los demás. De esto no tengo ninguna duda. Por ejemplo, las piernas, en todo lo que ellas comprenden, desde el tobillo hasta la ingle. También la barriga, en un radio de un metro y medio desde el ombligo. O los brazos, desde la muñeca hasta el hombro. A partir de los cuarenta y pico eso ya no se enseña a nadie. Ni a uno mismo, si no es para lavar. La profusión capilar, cuando se da, convierte esas partes de algunos cuerpos en espectáculos especialmente repulsivos y deleznables. Así, y en mi o
Tu ven a casa y, si quieres, practicas. Pero tienes que traerte el juego porque nosotros no lo tenemos. Con un poco de esfuerzo lo conserguirás.
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