- ¿Ya rezas?
Me lo preguntó por la calle hace un par de años un converso que iba a mi clase, y que cuando tenía dieciséis años solía quemar contenedores los viernes, por la calle.
Este fin de semana, leyendo una entrevista con el obispo de Solsona, he recordado el encuentro. Confesaba que el primer pecado del que se confesaba - con el primer cura que encontraba en la diócesis - era de no rezar lo bastante. Un obispo.
Qué obsesión.
Y qué miedo, que a Dios no le baste con lo que reza un obispo.
O qué desajuste, Dios con calculadora.
Me lo preguntó por la calle hace un par de años un converso que iba a mi clase, y que cuando tenía dieciséis años solía quemar contenedores los viernes, por la calle.
Este fin de semana, leyendo una entrevista con el obispo de Solsona, he recordado el encuentro. Confesaba que el primer pecado del que se confesaba - con el primer cura que encontraba en la diócesis - era de no rezar lo bastante. Un obispo.
Qué obsesión.
Y qué miedo, que a Dios no le baste con lo que reza un obispo.
O qué desajuste, Dios con calculadora.
Con todos los pecados de omisión de gran consistencia y de trascendente relevancia social que podemos cometer los humanos..y a los que hay que meter mano, porque sólo rezando no se arreglan.
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