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Asunto aclarado

Mourinho mete el dedo en el ojo de Tito Vilanova. La gente normal no sabe quien es Tito Vilanova, pero se hace rápidamente famoso gracias al dedo de Mourinho, de qué se queja. Madridistas ilustres y medios de comunicación de la capital piden a Florentino que despida a Mourinho antes de que Mourinho acabe metiendo el dedo en algún enchufe e incendiando el Bernabéu. Pero Florentino calla y somete el tema a plebiscito. Una pancarta colgada en el estadio deja claro el veredicto: "Mou, tu dedo nos señala el camino". Así que era eso. El madridismo buscaba desorientado el camino. En medio de los triunfos del Barça, un año tras otro, ficharon a Mou para invertir el rumbo. ¿Destino?: ¿La Liga, la Champions, la Copa, el Trofeo Carranza? Nada de eso. El ojo de Tito Vilanova.

Pues para eso no hacía falta Mourinho, perdonen que les diga, bastaba cualquier macarra.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.