La organización de la JMJ quería tener contentos a sus patrocinadores: un sitio cerca del Papa en las misas, qué bonito ver a Botín y a Rato diciendo aquí estoy yo, completamente católicos ellos, y las agosteñas rebajas, que no olvidemos que también El Corte Inglés ponía su parte: así que indulgencia plenaria, sentenció Rouco, para quienes participen en la Jornada, se confiesen y recen por las intenciones del Santo Padre. Estos ya pueden ir a pecar a (los) Cuatro Vientos, que el árbitro mirará hacia otro lado.
Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
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