El ABC es una de las empresas que patrocinan la venida del Papa Benedicto. Para que todo sea como tiene que ser, y que el Pontífice, además del calor de Madrid de agosto, sienta el calor que emite el pueblo español cuando suda arremolinado alrededor de su persona, este famoso diario de la derecha vende por un euro con cincuenta un adminículo que con una sola pasada por los mofletes te pinta la bandera española, sin necesidad de enguarrarse uno y sin que al Santo Padre se le pringuen los santos dedos si le da por hacerte una carantoña. Y lo vende bien. Que uno de cada tres de los seis mil peregrinos que atestaban ayer la estación de servicio de Pina de Ebro llevaba impresa la rojigualda.
Egun on, MIkel. Tienes razón en lo de las chanclas, y lo apunto para tratarlo en una próxima digresión, pero, hablando de ropa, yo creo que cada edad tiene su manera propia de vestir. Y que cualquier otra le es impropia. Lo digo sin rigideces y sin formalismos. La amplísima variedad que se ofrece en las tiendas ya da como para no tener que vestir con cincuenta como si se tuvieran veinte. Hay un momento de la vida en el cual determinadas partes del cuerpo deben permanecer ocultas a la vista de los demás. De esto no tengo ninguna duda. Por ejemplo, las piernas, en todo lo que ellas comprenden, desde el tobillo hasta la ingle. También la barriga, en un radio de un metro y medio desde el ombligo. O los brazos, desde la muñeca hasta el hombro. A partir de los cuarenta y pico eso ya no se enseña a nadie. Ni a uno mismo, si no es para lavar. La profusión capilar, cuando se da, convierte esas partes de algunos cuerpos en espectáculos especialmente repulsivos y deleznables. Así, y en mi o
No puedo con los intereses conocidos, desconocidos e insospechados que no sean pastorales, de la visita del Papa.
ResponderEliminarMe cuesta entender hasta los pastorales. Es duro para los creyentes sentirnos cercanos a los planteamientos de ver en la visita un gasto excesivo, para los momentos de crisis y paro que tanto nos preocupan.