Viene el Papa a Madrid e inundan la ciudad de confesionarios portátiles, de esos que el cura puede cambiar de lado si de repente le pega el sol de plano, a él o al penitente.
Uno de los organizadores del evento, uno que no es El Corte Inglés, dice que todo lo malo pasa porque estamos moralmente hechos un asco y pecando a todas horas y que no hay otra que confesarse a destajo.
Después de que pase el Santo Padre y se levanten los confesionarios, lo reluciente que va a quedar España, que no hará falta ni cortar la Castellana.
Uno de los organizadores del evento, uno que no es El Corte Inglés, dice que todo lo malo pasa porque estamos moralmente hechos un asco y pecando a todas horas y que no hay otra que confesarse a destajo.
Después de que pase el Santo Padre y se levanten los confesionarios, lo reluciente que va a quedar España, que no hará falta ni cortar la Castellana.
Si nos esforzáramos más en las actividades cotidianas, acercándonos a resolver los auténticos problemas que sufren las gentes, en vez de tirar la casa por la ventana en momentos concretos, aislados y de gastos innecesarios: todo iría muchísimo mejor.
ResponderEliminarAspavientos para la galería, de alto gasto y efectividad cero.
Y pasa el tiempo y caemos una vez más de chocarnos con la misma
piedra.
Y lo claro que lo tuvo UNO hace unos 2000 años.
Es patético.