Ni el Hospital Civil de Bilbao, que de Santo no tiene más que el nombre, se libra de los ataques del laicismo agresivo del que con tanto amor nos previene monseñor Martínez Camino. Ayer, Viernes Santo, nos dieron para comer unos garbanzos de vigilia, y hasta aquí perfecto, y... una ternera a la jardinera!!!, como si los guisantes pudieran transmutar la carne en pescado, la ternera en crustáceo o en estrella de mar. Los enfermos católicos pusieron una queja y la empresa concesionaria del servicio de restauración hubo de preparar unas croquetas de atún que, al no llegar a la hora, los enfermos se comieron untadas en el descafeinado de la merienda.
Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
¿En que momento de la Historia se empezó a llamar paciente al enfermo? Si lo hubiera mirado en Internet lo sabría. No sé si me interesa realmente, lo veo bastante cínico. Si fueran más amables todos los que le rodean el enfermo necesitaría menos paciencia.
ResponderEliminarLa enfermedad es jorobada y a veces te tratan los que mejor nota media han sacado, sean médicos, enfermeras, auxiliares, conocidos...y no los que mejor saben hacerlo.
Es la vida, una vez más, tantas veces injusta.