Egunon Mikel
¿No te sientes muy observado cuando vas al súper? Pues es porque a la sombra del cornavirus se multiplican personajes pintorescos, entre los que prolifera, por encima de muchos, y solo superado por el notas, el ventanas.
El ventanas se levanta temprano, hace sus abluciones, desayuna frugalmente y se sienta junto a la ventana con su cuaderno de confinamiento, en el que va apuntando sus observaciones: "la señora del 8 va camino de la panadería". Y luego deja vagar a sus pensamientos: "a ver si hace como ayer, que fue tres veces a la panadería, para darse una vuelta, supongo; lo que es raro es que todavía no haya salido el calvo de gafas con el perro, ah, si por ahí viene". Y anota "el calvo del perro pasa tres veces en veinte minutos". Y sus pensamientos, "¿pero no era el mínimo tiempo posible y lo más cerca posible de la casa de uno? Vete a tu casa ya, caradura." Asi le dan las dos. Niceto, a comer, escucha. Come con su señora, que se ocupa de todo, y se levanta de la mesa sin recoger ni el plato para volver a su puesto de observación. "La chica francesa del 4º vuelve a salir con la niña camino del súper". Sus pensamientos: "pero, ¿quién ha dicho que pueden salir nos niños?, aquí cada uno hace lo que se le pone, a ver si pasa la policía y le pega un toque, que hace tres días que les veo que no patrullan como antes". Niceto, la merienda, escucha.
Y así pasa el día el ventanas, genuino guardíán de la ortodoxia confinamental. De la suya, claro (cada ventanas tiene una).
¿No te sientes muy observado cuando vas al súper? Pues es porque a la sombra del cornavirus se multiplican personajes pintorescos, entre los que prolifera, por encima de muchos, y solo superado por el notas, el ventanas.
El ventanas se levanta temprano, hace sus abluciones, desayuna frugalmente y se sienta junto a la ventana con su cuaderno de confinamiento, en el que va apuntando sus observaciones: "la señora del 8 va camino de la panadería". Y luego deja vagar a sus pensamientos: "a ver si hace como ayer, que fue tres veces a la panadería, para darse una vuelta, supongo; lo que es raro es que todavía no haya salido el calvo de gafas con el perro, ah, si por ahí viene". Y anota "el calvo del perro pasa tres veces en veinte minutos". Y sus pensamientos, "¿pero no era el mínimo tiempo posible y lo más cerca posible de la casa de uno? Vete a tu casa ya, caradura." Asi le dan las dos. Niceto, a comer, escucha. Come con su señora, que se ocupa de todo, y se levanta de la mesa sin recoger ni el plato para volver a su puesto de observación. "La chica francesa del 4º vuelve a salir con la niña camino del súper". Sus pensamientos: "pero, ¿quién ha dicho que pueden salir nos niños?, aquí cada uno hace lo que se le pone, a ver si pasa la policía y le pega un toque, que hace tres días que les veo que no patrullan como antes". Niceto, la merienda, escucha.
Y así pasa el día el ventanas, genuino guardíán de la ortodoxia confinamental. De la suya, claro (cada ventanas tiene una).
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